No debías enamorarte así
de mis palabras: son hilos
que tejen los encajes con que adorno
los atardecidos márgenes de mis días
y tejen, igualmente, la red con la que cazo
mariposas que, a tu semejanza, aletean
solitarias alrededor de mi misterio.
No, no debías exhibirte así
al borde del pozo: eres pájaro de pequeñas alas
y basta un descuidado soplo de mi poesía
para hacerte ver el cielo más pequeño que una lágrima.
No debías lanzarme al paso
– y así, a la vista de todos –
bellas metáforas: las aplasto con amorosos gestos,
para que goteen en mí el jugo de las hojas
de la pitanga con su olor de infancia
reencontrada en tu ausencia.
Evítalo, ángel de flores de un sólo día.
Pasa al margen de lo que soy,
protege esos ojos tuyos de mares transparentes
y no quieras entender mi silencio, mi rechazo
ni los sutiles abismos sobre los que vivo
y escribo.
Protege tu corazón
y no despiertes la colmena que mira,
más allá de la cerca viva de amapolas,
el dolor en los descuidos de la alegría amorosa.
Del libro ARTESANÍAS DE LA PALABRA (In: OBRA POÉTICA REUNIDA – 2010)
ANTOLOGÍA DE POETAS BRASILEÑOS ACTUALES
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